Tengo
que reconocer que no soy mucho de ir a la misma pelu siempre. Es que no me
gusta las “charlas peluqueriles”, no he entendido nunca a los clientes que
cuentan y no acaban.
Y
hay otra cosa que me molesta, ¡ya que estamos!...., pues sí, de “un tiempo a
esta parte…” aparecieron las canas. Dilema: me tiño o no…
Primero
opté por las mechas, que disimulaban…pero llegó un momento en que o me teñía
del todo o me dejaba el pelo blanco.
¡Ah,
si fuera alta y delgada, me cortaría el pelo a lo “garçòn” y lo dejaría
blanco…..! Como esas americanas tan atractivas… “Hay muchos productos que dan
brillo a las canas, me dice la peluquera, que nunca pierde ocasión de subrayar
que, de cualquier manera, va a seguir siendo imprescindible…sí porque ¿sabe Vd?
la cana “amarillea”… ¡oh Dios mío!!!!!
Consecuentemente
opto por el tinte: rubio, claro ceniza…. Que es como si, pero no… La primera
semana el resultado es bueno, muy bueno. La segunda semana, sigue aguantando.
Pero ¡amigo!, la tercera semana (hace sólo 10 o 12 días que te diste el
tinte….) aparece un hachazo blanco sobre la raya esa que siempre se abre….. y
eso no es lo peor, lo peor es la coronilla que aparece y hace como si un
teloncillo estuviera empeñado en descubrir una calva incipiente….
Aguantamos
así una semana más, echando el pelo para atrás.. una diadema, una coleta, una
coletilla…. Un pañuelo “gracioso” … el efecto pelo mojado…. ¡si pudieras te
pondrías un burka, vaya!.
A
veces te compras un tinte de esos de hacerlo en casa tú misma “cero canas, porque tú lo vales”….¡y la que montas!. Por
la noche antes de acostarte deambulas por la casa con el pegote puesto, sin
sentarte ni apoyarte en el sofá, no vaya a ser que lo manches… (eso sí, el
lavabo ha quedado lleno de manchas)…. La media hora que hay que aguantar se te
hace interminable… y lo peor es que ¡te llaman por teléfono, siempre!. Lo
coges, no dices eso de “¡llama más tarde, pelma!”, porque es tu madre, tu
hermana o tu amiga íntima…. Así que te colocas el auricular a distancia del
oído (que se pringa el aparato) y
gritas: “¿Qué tal?” “yo bien y ¿tú?”
Cuando,
finalmente, te lavas el pelo y lo secas…. Siempre piensas lo mismo: “¡mejor ir
a la pelu, me ha quedado fatal….!”
Así
que, a la semana siguiente vas otra vez. “¿Qué va a ser?”..... teñir y peinar….
Muy divertido lo del tinte. Me he reído mucho y me he sentido totalmente identificada. He conseguido teñirme yo sola dos veces pero creo que a la tercera no me animo. Vuelvo a la pelu aunque me duela el bolsillo y me aburra muchísimo. Te doy un consejo: llévate un libro, así evitas las conversciones peluqueriles, como tú dices. Yo siempre lo hago y ya me conocen y no me dan palique. Me dejan unas funditas para las patillas de las gafas y yo tan contenta me paso mi horita leyendo y se me hace mucho más corto el martirio.
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